¡Por fin llegó el gran día para esta gran pareja!
Tras las dos sesiones prebodas que tuvimos, ya no había secretos entre nosotros. La confianza que esta pareja tenía sobre mí era total, éso hizo que acabaran olvidándose de la cámara y ¡disfrutaran como enanos!
Una boda cargada de sorpresas… cante a la salida de la iglesia, conga después del primer plato, chirigota de los amigos… no se le pudo pedir más! Una boda muy juvenil con muchos amigos con ganas de pasárselo bien y disfrutar junto a los novios. La ceremonia se celebró en la iglesia “El Sagrario” y el banquete en la finca “La Dulzura“. No quiero que se me olvide dar las gracias al gran Jorge Márquez por acompañarme durante el primer tramo de la boda. Gracias pelirrojo!!!